Un intemporal transformado por Sarah, hacker de moda

Las primeras palabras de la canción Sarah, de Charles Aznavour, decían "en la tienda del sastre..." La Sarah que conocemos vive en el sur, se desplaza en bicicleta para ir al trabajo, a un banco, y definitivamente no necesita sastre. Desde hace 3 años, pasa sus fines de semana cosiendo, junto a su joven marido fotógrafo y su gato Noisette, que es simplemente adorable. Su sueño: diseñar su propio guardarropa y acudir a las tiendas de fast fashion para « inspirarse únicamente ».
Sarah imagina y elige las prendas que lleva según las tendencias del momento, pero también según su estado de ánimo. Sarah definitivamente tiene estilo. Más aún, crea e imagina su ropa según su morfología y su modo de vida. Y como ella dice, hackea todo lo que encuentra.
Se la ve llevar básicos: el pequeño vestido negro, una falda trapecio o un pantalón de talle alto marrón. Pero a veces, con una sonrisa de oreja a oreja, se viste con una bomber floreada, un chándal deportivo y una chaqueta de leopardo. Como una creadora, se aleja en cuanto puede de las prescripciones. Y al borde de la rebeldía creativa, no puede evitar personalizarlo todo.
Sintiendo la frescura del invierno golpear las costas turquesas, decide confeccionar ella misma su sudadera a medida La Pièce a partir de un patrón único. Un pedido perfecto para el equipo de modelistas porque Sarah es (muy) pequeña (no lo decimos nosotros), delgada y tiene una complexión media. El caso típico de la persona situada entre dos tallas. ¡Nos encanta!
Sin sorpresa, Sarah comienza a transformar la sudadera La Pièce. Con el patrón a medida recibido, elige una tela de molleton negro antracita.
Lo que más le gustó: la simplicidad del montaje, para dejar volar su imaginación.
¡Es agradable no tener que pensar en qué hay que reducir en largo o en otra cosa!
Así, la variación comienza: desde el escote, añade un fino bordado inglés. En la espalda, corta su sudadera en dos, añade vistas, y luego hace desfilar de arriba a abajo una serie de botones dorados. El resultado: impresionante, elegante y, por supuesto, bien confeccionado.